viernes, 2 de abril de 2010

Volante entregado en mano, no arrojar en la vía pública

Caminar por las encantadoras callecitas de esta gran ciudad es una aventura permanente. Esquivar veredas rotas, cruzar mirando para los dos lados y para arriba también porque no sabés de donde te sale una motito de delivery sin luces y de contramano, mesas y sillas de bares que te ocupan toda la vereda, las ofertas de los manteros y por supuesto, los nunca bien ponderados volanteros. Entre tarotistas con "don de nacimiento" e institutos para hacer el secundario acelerado, hoy me encontré con una joyita del autobombo y con la autoestima de Zulma Lobato.

A las pruebas me remito. Confieso que muero por conocerlo pero no me animo a cambiar de colorista.







3 comentarios:

  1. Mucha fanfarria pero a la hora de compartir el dato critico ¡Barbarella nos dejó con las ganas!
    ¿Qué secreto esconde la melena de la autora que nos invita a quedarnos con la intriga del color giorgiano? ¿Dónde podemos conseguir una interviú con Marcelo, el dueño de la historia? Barbarella si ud. sabe donde venden autoestima al por mayor, al menos tirenos un centro. Quizás allí podamos tocar el cielo y encontrarnos con tamaña personalidad.

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  2. Mi querida Susana: si bien mi blog no tiene por finalidad hacer publicidad de comercios, industrias y genios incomprendidos, creo que no ha reparado en el detalle de que, si bien omití el número telefónico del genio de los colorantes capilares, dejé constar la dirección del templo de este dios peluqueril. Vaya, conózcalo y cuéntenos la experiencia.

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  3. ¡Barbarella! ¡Qué abandonados nos tenés! ¿o es que realmente te perdiste en la ciudad?

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